viernes, 10 de enero de 2014

París, día 3.

Viernes, 3 de Enero de 2014. Tercer día.

Por fin llegó el día de revivir nuestra infancia al completo. Disneyland nos estaba esperando, y nosotras esperábamos Disneyland con más ganas que nadie.

Desde el primer momento en el que salimos del hotel ya teníamos ese brillo en los ojos. Se notaban las ganas de pisar ese parque y revivir la magia de nuestros primeros años. Ya en las taquillas notábamos los nervios. Nos pusimos las orejas de Minnies y empezó todo.En cuanto vimos toda la decoración, cada bola del árbol, cada guirnalda, cada luz.. Nos faltó gritar de la emoción.

Era el día del parque Disneyland, donde se encuentran las mayores decoraciones de ambos parques, donde reside más magia. Entrabamos corriendo a cada atracción, volviéndolas. Nos recorrimos todas las zonas, hasta sabérnoslas de memoria. Gracias al fastpass pudimos completar el parque en un día.

Disfrutamos de dos cabalgadas de navidad, ambas increíbles. Todos los personajes estaban ahí, y junto a ellos, Papá Noel y sus elfos. La música nos llenaba por completo. Volvíamos a ser niñas, quizá más ahora que nunca.

Después de todas las atracciones, de juegos en las colas, de risas hablando otros idiomas, de conocer gente en cada una de ellas, cayó la noche. A las 10 de ese mismo día pudimos ver los dos espectáculos más emocionantes que jamás habíamos presenciado. Casi con lágrimas en los ojos, lo disfrutamos cada minuto (unas más que otras, ya que  Carmen disfrutaba de vistas privilegiada en los hombros de Emma, Sonia y Nuría, quienes se encargaron del vídeo).

Había sido un día fantástico, pero lo mejor es que mañana volvíamos. Y con más energía que nunca.



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