Quinto y último día es esta ciudad que nos ha atrapado por completo. Intentamos aprovechar el poco tiempo que nos queda al máximo, así que nos levantamos temprano para desayunar y salir hacia nuestras últimas paradas turísticas: Arc du Triomphe y Avenue du Champs Elysees.
El Arc du Triomphe es impresionante. Se mezcla la historia del sitio con las primeras luces de la mañana y es mágico. Al ser tan temprano, podemos aprovechar y hacer mil tonterías bajo las grandes dimensiones de la plaza donde se encuentra. Cuando acabamos de leer su historia, cruzamos hacía la gran Avenue du Champs Elysees, donde encontramos las mejores firmas del mundo. Ambas cosas, con el amanecer de fondo, hizo de ello un recuerdo inolvidable.
Y con esto, habíamos acabado nuestro planning para este viaje, y seguía siendo primera hora de la mañana.. Pero no estamos dispuestas a perder ni un segundo, así que ponemos rumbo al monumento más significativo de toda la ciudad: la Torre Eiffel.
París está completamente desierta, así que nos sentimos unas completas parisinas. Ya nos conocemos la zona, así que nos movemos con soltura por las calles colindantes hasta llegar al Trocadero, del que nos hacemos dueñas en cuestión de segundos. Cuando acabamos de hacer el tonto, decidimos que es hora de despedirnos de nuestra amiga, la señorita Eiffel, y hacer camino hacia el hotel.
Recogemos las maletas y ponemos rumbo hacia el metro. Autobús, y aeropuerto. Y repasando anécdotas de estos cinco últimos días ya estamos en el aire.
Gracias, París, por hacer de este viaje uno de los más bonitos de nuestra vidas. Si algo hemos aprendido es que viajar con amigas es una de las cosas más divertidas del mundo. Así que gracias a mis amores por haber estado ahí. MBC for a lifetime.
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